LA CIUDAD DE LAS LÁMPARAS
Estoy desnudo y atado de pies y manos con gruesas cadenas,
Estoy desnudo y atado de pies y manos con gruesas cadenas,
sobre una montaña de equipos de sonido,
apiñados por lámparas absurdas,
en una desolada calle
de una ciudad que desconozco.
Noche y viento y estrellas.
No hay nadie en la ciudad abandonada.
Noche y viento y estrellas.
No hay nadie en la ciudad abandonada.
No pasa gente y los carros se olvidan
del asfalto iluminado.
Una bandada de lámparas encendidas
revolotea sobre mi rostro.
Giran y giran y giran.
Giran y giran y giran.
Lámparas y lámparas y lámparas.
Luces y vueltas,
vueltas y luces y vueltas y luces.
Ciudad desconocida,
Ciudad desconocida,
habitada por lámparas que viven,
comen y duermen, trabajan y hacen el amor,
y se alumbran mutuamente.
Multitud de lámparas protestan a mi alrededor.
Mi cuerpo desnudo y atado tiembla entre luces,
Multitud de lámparas protestan a mi alrededor.
Mi cuerpo desnudo y atado tiembla entre luces,
blanquecinas
de
lámparas
absurdas.
Arden los equipos de sonido :
pira electrónica que consumirá mi piel,
mis huesos,
las huellas de mi existencia.
PIEL DE FOTOGRAFÍAS
Llevo un paisaje marciano tatuado en la frente.
Estoy desnudo en media calle.
Las fotografías incrustadas en mi piel,
desde mi nacimiento,
son vistas por sorprendidos ojos
tras el velo del fundamentalismo.
La matanza de ventanas abiertas
provocará
que los empozados lagos en las sábanas multicolores
de los hombres y las mujeres
se desborden
y aneguen
de lágrimas el planeta de los clones que dicen ser
realistas.
El olor de los suicidas,
el olor de los hombres ahorcados,
se parece al aroma de los frescos
que adornan las paredes,
fronteras, que separan unas casas de
otras.
Hay en fila,
un ejército de camaleones leyendo periódicos.
Todas las mujeres que se van a casar,
vestidas de blanco,
se aglomeran,
rodean,
a una escoba y a un bolígrafo gigantes,
recién casados frente a las imprevisibles aguas
del mar del futuro.
Las fotografías incrustadas en mi piel,
desde mi nacimiento,
están rotas.
ÓSEA MULTITUD
Nido de huesos.
Todo el tiempo reposa
el pájaro
en mi muerte.
PIEL DE FOTOGRAFÍAS
Llevo un paisaje marciano tatuado en la frente.
Estoy desnudo en media calle.
Las fotografías incrustadas en mi piel,
desde mi nacimiento,
son vistas por sorprendidos ojos
tras el velo del fundamentalismo.
La matanza de ventanas abiertas
provocará
que los empozados lagos en las sábanas multicolores
de los hombres y las mujeres
se desborden
y aneguen
de lágrimas el planeta de los clones que dicen ser
realistas.
El olor de los suicidas,
el olor de los hombres ahorcados,
se parece al aroma de los frescos
que adornan las paredes,
fronteras, que separan unas casas de
otras.
Hay en fila,
un ejército de camaleones leyendo periódicos.
Todas las mujeres que se van a casar,
vestidas de blanco,
se aglomeran,
rodean,
a una escoba y a un bolígrafo gigantes,
recién casados frente a las imprevisibles aguas
del mar del futuro.
Las fotografías incrustadas en mi piel,
desde mi nacimiento,
están rotas.
ÓSEA MULTITUD
Nido de huesos.
Todo el tiempo reposa
el pájaro
en mi muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario