viernes, 9 de agosto de 2013

La literatura en los tiempos que corren, por Esteban Werbach

El lugar que ocupan hoy canon y margen.

Es una realidad, que después de tantos años, de tantos cambios, de tantos análisis hechos, y sobre todo, de tantas personas que modificaron esos análisis dependiendo de su posición, las obras literarias llegaron a un estancamiento creativo.

En nivel de polifonía que se fue dando a través de la historia de la literatura, llego a desarrollar una creación literaria homogénea. Y es muy importante que tengamos esto en cuenta, ya que este aspecto es el que nos permitirá hacer un mayor estudio intelectual y sobre todo ARTÍSTICO-CULTURAL de las nuevas obras que llegan hoy en día a nuestras manos.

Dos de los conceptos que se vieron influenciados por este proceso fueron los de CANON y MARGEN.

El CANON, este ideal de la “aristocracia cultural” de Literatura perfecto que se fue creando a través de los años, y el lugar donde muchas obras literarias famosas como El Quijote, Facundo, Martin Fierro, El corazón delator o cualquier obra de Borges (entre otras), se fue distorsionando al igual que el MARGEN, donde las obras consideradas menos interesantes por los mismos “aristócratas” fueron dejadas de lado por pensadores, analistas y simples consumidores de literatura.

Pero ¿por qué? ¿Por qué perdernos de obras que podrían ser fabulosas solo por seguir un canon que es antiguo y discriminante? Está bien decir que uno no ha leído literatura hasta leer Robinson Crusoe, o Frankenstein, pero ahí está el tema: ¿Uno lee esas obras, porque quiere, o porqué es necesario leerlas? Es un cuestionamiento que pocas veces nos hacemos.

En los tiempos que corren deberíamos tomar otra posición, aventurarnos a buscar nuevos mundos, arriesgarnos a la equivocación o la desilusión, o al fanatismo también. DEBEMOS SER LECTORES CRÍTICOS y ya no LECTORES QUE SIGUEN UN DIRECCIONAMIENTO. Utilicemos este poder que tenemos, esta posibilidad de elegir lo que consumimos para sacar a la luz autores escondidos, marginales (muchos de ellos mujeres) para que se muestren al mundo. Leamos a estos autores, difundámoslos, analicémoslos, critiquémoslos, hagámoslos parte de nuestra vida literaria que seguramente, no nos vamos a arrepentir.

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