Entre sus autores favoritos se destacan: Julio Cortazar, Liliana Heker, Ernesto Sabato, Allan Poe, Guy de Maupassant, Patricia Highsmith, Leonor Silvestri y Las Hermanas Bronte.
Además nos cuenta entre un trago y otro que su frase favorita es: “Y dentro de ese espejo empiezo a ver imágenes locas, monstruos, toda suerte de animales espantosos, seres atroces. Dígame, querido doctor, ¿Qué debo hacer?”, de Guy de Maupassant.
Le pedimos que nos cuente un poco de su vida y del víunculo con el arte que ella misma destaca: "Resido en Cuidad de Resistencia desde que nací, un 22 de Septiembre de 1993. De pequeña sentí una atracción interesante por el campo de las Artes, a saber, la música, y luego la escritura con la confección de mis primeras canciones. Recuerdo pasarme tardes enteras frente al espejo cantando canciones de moda que te pasaban por radio con un peine como micrófono. Nada más prematuramente genuino y utópico." (Risas)
Asimismo, resalta que luego, dejando temporalmente a un lado las experimentaciones musicales, comenzó a leer asiduamente manuales de estudio, en los que encontraba una amplia variedad de temas interesantes, desde biología hasta astronomía. Durante varios meses indagó con profundidad estos textos, con sólo doce años de edad, y no entendiendo nada sobre Quasares, ya estaba diseñando su propia nave espacial. Cajas, botellas de plástico, y un adicional armamentístico: Bolitas hechas de barro como municiones.
Después de conocer un poco sus comienzos, comenzamos a indagar en su búsqueda estilística y expresiva cuando nos advierte que el material que recolecta para elaborar sus propias ficciones literarias está ligado a la experiencia cotidiana, los sueños: esa enfermiza descompaginación del significado explícito que se le otorga a los objetos y a las personas, al anclarlas estrechamente en un determinado contexto físico y social. "El vaso es un vaso y sirve solo como vaso, Valeria es Valeria y … ¿Qué es Valeria? ¿Una sola cosa? Somos sólo lo que otros ven que somos. ¿Somos lo que queremos mostrar a los otros o somos realmente como somos? ¿O somos el hibrido de un todo?", nos deja reflexionando.
Por último y consecuentemente nos niega la mirada que teníamos al principio, aquella de la visible veta artística y nos corrige: "Creo que el Artista como figura exteriorizada es austero por naturaleza y al mismo tiempo un semidios. Yo no me consideraría Artista, sino simplemente una tipa que tiene la dicha de dormir en una cama calentita con un anotador y un bolígrafo bajo la almohada." (Risas)
Poemas
Cosas
Unidades pendulares, neutras
Sujetos que no se hablan,
Ni se miran,
Ni se tocan
Son como eternas estatuas de barro asimétricas,
imposible destilarles brillo…
Una avalancha de desconocido pero fortuito lenguaje se avecina
Nos espantamos
Bajamos la vista
Estamos en presencia del sufrimiento de no poder expresar certeramente lo que nos
pasa.
El otro nos domina y cada pensamiento es un punzón agudo del cual no se puede salir
No a menos que hagamos algo con las manos
Que las refreguemos contra una piedra áspera y pesada.
Simbólica, que solo está presente a veces.
Volvemos a erguirnos con miedo repelente.
El semblante que habla nos devuelve hostilidad,
Pensamos, replantemos esas cosas, que son como mosquitos en el cerebro, molestando.
¿Podemos lograrlo?
¿Seremos capaces esta vez?
En este momento…
Agitados en torno a nuestros perversos pensamientos creemos adivinar que lo más
conveniente es enarbolar un concepto. ¡Eso!
Y entonces lo parimos, parimos el concepto.
Y ahí también soltamos una risa fatídica, fecundamos con asombrosa maestría
los escalones de la conciencia
Habremos logrado balbucear algo parecido a las palabras
No ha sido suficiente
Todos los locos siguen bebiendo el fiel te de las seis.
Mañana tal vez, sea otro día.
El alma del Tarugo
Llueve, la inconstancia garuante de un permiso en el más allá
Esas nubes de azafrán que nos recuerdan soplar fuerte cada palabra, la profana necesidad
de que se mezclen todas las posibilidades en tonos oscuros,
Las mechas de una cabellera masacrada por vidrios rotos, pernicioso momento para reír
Dulce tentativa de robarnos a la princesa magenta
Texturas sanguíneas
Secretos perdurables dentro de un saco amarillo
Seducción tosca, aburrimiento…
Bajar las escaleras con falta de desden
Conducto giratorio que se materializa con la voz de UN DIOS de dientes enfermos y neurosis filantrópica
Perdiendo el tiempo, asunto delicado mujer -Me susurran sus prosas bajo las sabanas
Te acuso de quitarme el alma y ya ves, la necesito.
Real naturaleza de dilapidar los tangibles sentidos
Esa conciencia extraña que se manifiesta desde el fondo de un placard.
Quise
Quise escribir sobre el diván tapizado de ardientes estrellas los versos más tristes
Quise acurrucarme como una gata mimosa sobre la falda de un extraño que se robo una de mis sonrisas (precioso acto impredecible)
Armar un submarino con un tenedor, como las hábiles manos de vendedores paraguayos sabrán
Ser más irónica, más alta, festiva, más loca, acida, torpe, mas jugosa, incoherente, insondable
menos segura, más inestable,
Quise ser más perversa por que se me da la maldita gana y punto
Quise hacer trampas
Quise inventar la torre de Babel moderna por la que los encarecidos labios de humanos perecieran pudriéndose lenta y dolorosamente a causa de cada palabra estupida e inútil que estos esparcieran sobre la faz de la naturaleza.
Eso quise.
Ser brutal, niña, mujer, dolores.
Quise adueñarme de las horas y no decir a nadie como es que llegue a ser tan rica y talentosa.
Quise llorar sola, desgarrándome las venas con un cortaplumas, corredme el maquillaje y volver levantar los enrojecidos ojos solo para verte… Tras una fria pantalla, moviendo tu cuerpo perfecto, moviendo y sintiendo con todo el corazón tu esencia perfumada y glamorosa apoderarse de todo tu ser entero sin que puedas escaparte…
Quise ser atleta, nadar muchísimo, con uno de esos gorros de goma plástica encima de la cabeza y sonreír, y chapotear y mostrarme indiferente…
Cortar la conversación y reír
Quise secuaces (y esta si que fue una mala idea) ellos rieron de vos y tu pateticismo, pero después me atormentaron sus plegarias de biscochos y módico vino tinto.
Quise echarlos, expulsar todos los demonios de mi cuerpo, vomitar una mañana, vomitar sangre y dormir abrazada a una tableta de pastillas.
Quise hamacarme en cualquier plaza, frente a las ruinas de una torre y hacer burbujas con un burbujero
Quise ser la nieve.
Ser mas espesa, mas helada, mas rica, mas tibia, mas ...
Y así mis nobles deseos en pretérito indefinido fueron marchando en fila india, más disciplinados que ejercito ruso, se tropiezan unos con otros, se tropiezan pero la fina tinta si que sabe como acomodar las cosas.
Gracias Miguel de Cervantes por haber inventado a “Rocinante”, gracias Matt Groening, Man Ray, La biblia y los tontos que nunca ven a los que brillan.
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