miércoles, 2 de octubre de 2013

"Monstruos perfectos" de Miguel Molfino llega a Francia

CHACO, ARGENTINA.-La novela fue publicada en argentina en el años 2010. Miguel Angel Molfino dedicó varios años a escribir Monstruos perfectos, un impactante policial negro que, según palabras del autor, describe la educación criminal de un adolescente.

Molfino propone un acápite de Truman Capote: “He buscado uranio, rubíes, oro y, por el camino, he observado a otros que buscaban lo mismo. Y escúchame, Florrie, ¡he encontrado monstruos perfectos!”. Porque con monstruos, como aquellos “sapos reales en jardines imaginarios” que atraían y repugnaban a la vez a Capote, está hecha esta novela: monstruos demasiado reales por cierto. Según ha declarado el autor, la ficción describe la educación criminal de un adolescente. Y en torno de este eje se abren otras historias: médiums, narcos, sexo, policías corruptos, etcétera.

Lo que da por sentado este etcétera es un conocimiento documental pormenorizado de la violencia, la social, la política y la física, porque los cuerpos no pueden desprenderse de la lectura de género. No es casual que el género adquiriese prestigio en los ’70, cuando la intelectualidad de izquierda lo reinvindicó como realismo crítico. Así la policial encontró su auge en esos años donde estallaban la insurgencia, la lucha armada y se advertía ya la sombra del terrorismo de Estado. En este punto, Molfino no es ajeno a un contexto y su biografía marcada por la militancia, la prisión, la tortura y el exilio, además de pertenecer a una familia masacrada durante la última dictadura, no puede aislarse de una elección estética.

Sin embargo Molfino no especula ni se victimiza apelando a lo biográfico para la elaboración de su literatura. Monstruos perfectos va por otro lado. Porque se construye como ficción desde las lecturas veneradas en los ’70: la policial más negra (Goodis, Thompson, McCoy), ésa donde el mal es la condición de ser de los desamparados por el sistema. Mempo Giardinelli definió a Molfino como el más norteamericano de nuestros escritores. Lo que debe leerse como pertenencia a una tradición y también como un elogio.

Conviene subrayar además una atmósfera entre Quiroga y Conrad determinada por el ambiente de selva y frontera, los personajes completamente marginales. Señales de época, cabe observarlas: los cigarrillos Clifton, los mocasines de Guido, los automóviles Citröen y Ford Falcon. Porque Monstruos perfectos se sitúa, en lo temporal, bajo la dictadura: un gobernador militar, los controles operativos del Ejército son signos inequívocos de ese tiempo opresivo. Así, con estas referencias, Molfino crea un relato denso, cargado de tensión.

Estero del Muerto, un pueblito perdido en el Chaco, es el punto de arranque. Un matrimonio rural, un cosechador de algodón y su mujer, son acribillados por dos pistoleros. El hijo, Miroslavo, un muchacho algo quedado, más bien corto, tan enloquecido como aterrado, luego de enterrar a sus padres huye sin un destino fijo. En el camino lo levanta Hansen, un pesado que se las tira de ex agente de inteligencia. Como ingredientes de la trama, una venta de armas a hampones paraguayos y un asalto a un camión de caudales.

Miguel Angel Molfino, se dirige a sus lectores con una película de gansters versión argentina. Este policial que deambula entre marginal, la violencia y el ford falcon, tiene un territorio extremo y un estilo de escritura seco. La tensión se basa en una economía de palabras y muy pocas escenas visuales. Un poco de poesía en la desesperación del ser humano al transitar el camino de la vida cargado de infortunios.

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