sábado, 14 de diciembre de 2013

Taller Literario “Cuatiá Berá”: 14 años cosechando éxitos

Alumnos del colegio Santa Ana junto al Presidente del
Círculo de Escritores del Mercosur, durante una premiación.
Alternativos

Por Marina Nill

En esta oportunidad, los invito a conocer la bella historia de un Taller Literario correntino, “Cuatiá Berá” (“Papeles Brillantes”, en español). Elizabeth Pablos es la encargada de relatarnos que el mismo “tuvo sus inicios en 1999, cuando al evaluarse institucionalmente a través de concursos escolares de que existía una creatividad e interés del alumnado por el camino de las letras, se decidió que era necesario fomentar este crecimiento personal en cada uno de los niños, motivo por el cual el Colegio Santa Ana incorporó dentro de su plan de estudio esta actividad.

“En el Ciclo Lectivo 2000, unas tremendas ganas de seguir adelante con nuestro proyecto nos invadió cuando tres de nuestros alumnos resultaron premiados ese año en el Certamen Nacional "Gonzalo Delfino" (Edición 1999); este evento -que se realizó en mayo en la ciudad de Chubut- nos permitió conocer y comunicarnos con otros talleres a lo largo y a lo ancho del país. Trabajamos con mucho esfuerzo y energía debido a las diversas actividades que realizamos en el Colegio y de contar con niños de corta edad. Nuevamente, antes de finalizar el ciclo lectivo 2000, vimos el fruto de nuestros esfuerzos cuando nos llegó la gran sorpresa de que habíamos obtenido siete premios en el V Certamen Nacional "Santa Clara del Mar" (Edición 2000). En ambos eventos, reconocidas figuras de las letras nacionales habían seleccionado nuestros trabajos, lo que nos ubicó en un privilegiado lugar y nos alentó para iniciar el Ciclo Lectivo 2001 con nuevas ilusiones, muchas fuerzas para trabajar, pero fundamentalmente fortaleciendo el significado de la Palabra y proclamando la herramienta del idioma por encima de todo.

jueves, 5 de diciembre de 2013

Gustavo Cañete: un apasionado del arte

Alternativos

Por Marina Nill

“El contacto con otros es lo que te contagia: sus experiencias, las querés vivir también, su conocimiento, su técnica, su amor profundo por eso que sólo se vive cuando se es artista. Dejás todo: la patria, la familia, los afectos, las raíces, por ese camino por el que te lleva el arte.”
Gustavo Ariel Cañete nació en Puerto Tirol (Chaco) en mayo de 1976. Fue el más pequeño de nueve hermanos (seis varones y tres mujeres, una de ellas fallecida de bebé). Cuando tenía dos años, su familia se mudó a Barranqueras, a la casa de una de sus abuelas, en Villa Concepción, y nunca más se movió de esa ciudad. Cursó la primaria en el Colegio “Don Orione” y la secundaria en la E.P.E.T. N° 2 “Gral José de San Martín, donde se recibió de técnico en electrónica, de lo cual trabajó tres años antes de abandonarlo. “No me hacia feliz”, asegura.
Comenzó entonces la búsqueda de una profesión que lo hiciera feliz, pleno, donde pudiera volcar su vocación y creatividad. En una conversación que mantuvo con una de sus hermanas, Estela, recordando que siempre le habían gustado los niños y que incluso había trabajado desde los 15 años en cuanta actividad pastoral relacionada con los chicos hubiera en su parroquia: los comedores, los pesebres vivientes, el oratorio, Estela le hizo una apuesta."¿Qué te juego a que no te hacés maestro jardinero?". Finalmente, Gustavo ganó la apuesta, ya que se inscribió en el Profesorado en Educación Elemental y se recibió en el 2005.
“Fueron unos años maravillosos de estudio”, asegura. Al recibirse hizo una adscripción en la cátedra de Literatura Infantil; durante tres años se especializó en Teatro y Títeres. “Investigué un montón, pero justo me agarró el cambio de carrera, y un accidente de moto por el cual me retrasé en muchas actividades. También daba clases supervisadas a las alumnas del profesorado, una experiencia que me enriqueció prontamente como docente, empujándome a buscar el objetivo de ser formador de formadores.”
Al recibirse, trabajó en varios jardines y guarderías, pero aún no sentía en su corazón esa plenitud que él estaba convencido que existía.
Por tal motivo, siguió buscando. Y en esa búsqueda, vale destacar que el año que ingresó a Humanidades conoció a la profesora Margarita "Gramilla" Fanti. “Era una luchadora de la profesión como muy pocas, y ella me impulsó a ir a actuar con el grupo de teatro de las maestras jardineras. Éramos muy poco los hombres en esa carrera, y fui. Hicimos una obra en el Domo del Centenario, (la primera que yo considero como una obra de teatro semi-profesional, en la que actué). Fue una experiencia fantástica: había 3000 niños de ambos turnos de todos los jardines de Resistencia y Barrranqueras; morí de la emoción, y me marcó a fuego esa sensación del escenario, la exigencia del público, la adrenalina de que todo salga bien, y el disfrute de los aplausos y las risas. Esto último fue lo que me llegó a lo más hondo del alma, es lo que suele llamarse “vocación”, algo que querés sentir siempre, y se termina convirtiendo en una necesidad.”
En el año 2002 conoció el teatro independiente, y junto con un profesor, caminó los barrios haciendo teatro. “Era un teatro muy particular, que no necesitaba mucho, mas que un espacio vacío y dos luces, a las sillas la traía el publico y a los aplausos también”.
Tras estas experiencias, la decisión estaba tomada: “el teatro es mi lugar. Me invitaron a participar de un grupo en el Cecual, donde me mandaron al frente con un Encuentro de Dramanea. De esa manera comencé a formar parte del entorno teatral de la provincia (mi primer certificado oficial; al otro ya me habían dado los barrios). Luego de eso, me invitaron a formar parte de un elenco que se estaba formando, dirigido por Gladis Gómez. La obra se llamaba "El Sol Bajo las Patas de los Caballos", y allí conocí La Mascara Teatro, que fue mi próximo grupo independiente de teatro, donde reafirmé mi vocación haciendo de todo: atendía la boletería, limpiaba el baño, hablaba con la gente, vendía los espectáculos, y actuaba. Prácticamente vivía allí, aprendiendo a hacer de todo. Yo tenía el Taller de Teatro para Niños, que se mantuvo durante seis años. El tiempo que estuve formando parte de ese grupo, aprendí esa vida que se da al servicio del arte. También conocí muchos artistas, nacionales e internacionales”, destaca.
En 2006, hizo una obra para niños llamada “Latrup Variete Infantil”, una varieté de números de malabares, mimo, títeres, canto… “Éramos cinco payasos, nos dirigía Rubén Leyes, los vestuarios los hacia Marilyn Toribio, y la producción general de La Mascara Teatro. La obra fue muy bien aceptada por el publico. Nos presentamos en varias localidades de la región, y visitamos varias provincias argentinas. La crítica en general era buena, pero varios nos dijeron que nos faltaba la técnica para ser payasos. A mí me parecía que eso no debía ser muy difícil: yo me paraba en el escenario y tenía que hacer reír al público; para eso tenía los elementos y resultaba, pero algunos insistían en la cuestión de la técnica. Finalmente, la obra se terminó, el grupo se disolvió (de todos los que ingresamos, sólo yo quedé en La Máscara Teatro, eso de “la técnica del payaso” me seguía dando vueltas en la cabeza. Pregunté a muchos en que consistía esa técnica, pero la respuesta llegó tiempo después, por correo electrónico, con la invitación a un Curso de Verano Intensivo de Clown, dictado por Lila Monti en la zona de El Abasto, en Buenos Aires. Le mandé un correo, me respondió aceptándome, y fui... en busca de la técnica, la esencia del payaso.
“En ese tiempo, Lila Monti comenzaba a ser reconocida como una joven maestra de clown; hoy es una gran maestra de clown. Ella supo entenderme y mostrarme aplicada a mí, cómo era la técnica del payaso, del clown. Cuando la comencé a descubrir, me di cuenta de lo acertado de la búsqueda, ya que se trata de una técnica muy particular, que se diferencia de la actuación, pues no se actúa: se vive....y lo que se transmite es la propia emoción, el propio estado de juego, la verdad de ese momento, el aquí y ahora”.
A partir de entonces, Gustavo Cañete comenzó un camino nuevo e intenso, descubriéndose a sí mismo como persona, como actor y como payaso. Durante el 2007 viajó varias veces a Buenos Aires, que era el único lugar donde podía estudiar Clown. Al regresar a Resistencia, hizo varios trabajos de clown para empresas, y notó que era muy diferente la comunicación que se tenía con la gente, la conexión a partir de la mirada y la espontaneidad, pero sobre todo la libertad de juego que sentía, hacía que pudiera trabajar de manera diferente, hacer un payaso diferente... “¡y autentico! Finalmente, había descubierto la técnica del payaso, su esencia”, celebra.
“En un taller de clown se trabaja de manera lúdica, con la improvisación, la espontaneidad, el impulso, y por sobre todo, la emoción. El clown busca transmitir la emoción y su estado lúdico esta situado en una edad de tres años, con todo lo que implica una criatura de esa edad: su espontaneidad, su imitación exagerada, el apasionamiento por descubrir todo; todo es nuevo: no reconoce reglas sociales, sólo las propias, y como todo esta hecho desde el juego, transmite ternura”, explica.
Tiempo después, Gustavo Cañete estudió con Guillermo Angelelli, un referente de Clown en Argentina, y un actor consagrado, maestro de Clowns y de actores, fundador del mítico grupo el “Clú del Claun”, que en los años 80 fue uno de los fuertes iniciadores del Clown en la Argentina. Con esta experiencia, se destruyeron todos los conocimientos que ya había adquirido, y nuevamente debió enfrentarse a su espejo, a sus emociones, a su clown. “El maestro tiene la capacidad de romper cabezas, aunque uno ya tenga un camino hecho, el maestro te muestra que existe otro más profundo, que sólo hay que animarse. Esa fue la tarea que Guillermo hizo en mí: me mostró más profundidad en el hacer.”
En 2008, su novia le sugirió compartir todo lo aprendido en ese último taller, y dado que Gustavo posee alma de docente, la idea le entusiasmó y comenzó a dictar Talleres de Clown para sus amigos. Al poco tiempo se sumaron más amigos. “A ellos les gustaban las clases y a mi me apasionaba enseñar, y de esa manera la experiencia nos enriquecía a todos; al tal punto llegó, que terminamos formando el "Grupo de Investigación Teatral Experimentación Clown", que es básicamente un grupo de 25 amigos que se animaron a descubrirse a sí mismos, para poder transmitir la esencia del ser humano”. Para poder afirmar lo que se decía en los talleres, hicieron la obra “Caperucita Roja y su abuela”, los Mate-Te Solidarios, que eran actividades solidarias con varios espectáculos, cuya recaudación se destinaba a ayudar a unos niños que estaban pasando por un tratamiento oncológico; luego hicieron variete de números de clown, y comenzaron los Talleres Intensivos de Clown “Asomate Payaso”, en los que en tres semanas, de lunes a viernes, se ofrece un entrenamiento clown para principiantes, donde la principal invitación es el navegar por la emociones. El primero se llevó a cabo en 2010, y el último se realizó en febrero de 2013.
En lo que respecta a su vida personal, Gustavo Cañete está en pareja desde hace cinco años con Paola Sosa, con quien tiene dos niñas. Actualmente están construyendo su propia casa, con materiales de la bioconstrucción. “Estamos muy interesados en el cuidado y la conservación de nuestro único planeta a través de la permacultura, y deseamos que nuestras hijas puedan disfrutar de la belleza que es y lo genial que se vive, con algunos cambios profundos”, finaliza.

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Gentileza.


Gustavo Cañete, clown.  

jueves, 28 de noviembre de 2013

Javier Castellanos recibirá el 5 de diciembre el Premio de Literaturas Indígenas de América

GUADALAJARA, MEXICO.-La literatura indígena es igual de monumental como sus pirámides o ciudades, y además es uno de los productos vivos y en movimiento que tenemos desde los primeros mexicanos, “pero sigue ninguneada por el desconocimiento que se tiene de ésta”, asegura el escritor zapoteco Javier Castellanos.

“Es un tesoro olvidado porque se cree que sólo habla de animalitos, flores, cantos… aunque en realidad, como todas las letras del mundo, tiene un sentido filosófico, religioso y de correspondencias con el entorno”, añade el ganador de la primera edición del Premio de Literaturas Indígenas de América, y quien lo recibirá el 5 de diciembre en el marco de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

Una de las causas de este ninguneo, señala el escritor originario de Yajovi, uno de los poblados más pobres de la sierra de Oaxaca, “es que aún los indígenas son el pueblo conquistado, una historia que continúa. Siguen en esta situación y, en ese sentido, su literatura no vale porque se cree que la hicieron mozos o criados”.

Sin embargo, el autor de la novela Gaa ka chhaka ka ki (Relación de hazañas del hijo del Relámpago), Premio Nezahualcóyotl de Literatura en Lenguas Indígenas en 2002, señala que con la obstinación de grupos, personas y los mismos escritores indígenas, quienes consideran este ninguneo como una injusticia, “se pudo sacar un poco a la luz esta gran poesía y narrativa, pero aún en su mayoría sigue oculta”.

Javier Castellanos explica que podemos citar las costumbres de otros países que nuestra población adquirió con el paso del tiempo, “sin embargo, la literatura indígena viene desde abajo, tan atrás en el tiempo, y contiene todo ese saber, historia, religión y filosofía plasmado en poesía y narrativa. No es algo reciente, sino es nuestra historia”.

Por ello, asegura el autor de Cinario bian bseban bxile (Cinario el que despertó fantasmas), se debe conocer y cuidar por los mexicanos, porque nos enriquece al ser otra mirada del mundo. Un ejemplo, dice, es que en algunos pueblos indígenas en su cosmovisión no se concebían los únicos dueños del mundo, sino que todo tiene vida e independencia. “Entre los zapotecos se dice que una mesa tiene su panza, sus pies, su cabeza y su espalda. Sus elementos de vida y así es con todos los objetos, humanos y animales que les rodean”.

OBSTÁCULOS. Javier Castellanos señala que hay varios obstáculos que impiden que la literatura indígena sea más difundida en el país y el mundo. Uno de éstos, explica, es que los integrantes de los pueblos originarios saben hablar su lengua, pero no la escriben ni la leen, lo que frena la tarea editorial.

En cuanto a su traducción y que llegue a lectores en otros idiomas, el escritor zapoteca indica que “que no hay especialistas para trasladar de las lenguas originarias al español la poesía o la narrativa”.

Actualmente, señala, son los mismos autores en lenguas indígenas quienes hacen ese trabajo, pero “siempre se requiere de una segunda persona, de otra opinión, para que la traducción sea mejor”. Y finalmente está la distancia que tienen las editoriales con esta literatura. “No creen que pueda ser un negocio, porque consideran que sólo habla de animalitos, de las flores, de cantos… porque no conocen cuál es su contendido real”.

Extraído de Crónica.com.mx

Francia otorgará la orden de las Artes y las Letras a la escritora nicaragüense Gioconda Belli

MANAGUA, NICARAGUA.- La poetisa y escritora nicaragüense Gioconda Belli será condecorada por el Gobierno de Francia con la orden de las Artes y de las Letras en el grado de Caballero, informó hoy una fuente diplomática.

La escritora, autora de la novela "El País de las Mujeres", ganadora del Premio Latinoamericano de Literatura La otra orilla 2010, recibirá la orden el próximo 4 de diciembre de manos del embajador francés en Managua, Antoine Joly, indicó la delegación diplomática en un comunicado.

Esa orden es la condecoración cultural más alta de Francia y se le otorga a la poetisa nicaragüense por su contribución al impulso de la cultura nacional y por sus logros internacionales en el ámbito de la literatura, explicó la legación diplomática.

La ceremonia se celebrará en la sede de la Alianza Francesa en Managua y esa misma noche la poeta presentará su nueva obra: En la Avanzada Juventud, acompañada por la música de la cantautora local, Elsa Basil, puntualizó la fuente.

La Embajada de Francia en Nicaragua y Anamá Ediciones también homenajearán a la poeta con la publicación de un poemario bilingüe español- francés: Florilèges, añadió.

Belli es autora de "El infinito en la palma de la mano", galardonado con el Premio Biblioteca Breve de Seix Barral 2008.

También es autora de otras novelas como "Línea de fuego", "La mujer habitada" y "El pergamino de la seducción".

Extraido de Yahoo Noticias.