"Es infrecuente tener ante los ojos un espectáculo de la imaginación como este Mundo Natural, donde el peso de la intensidad va de la mano de imágenes en las que cimbra una textura surrealista, un furor mecánico y el barroco condensado e incandescente que Luis Cardoza y Aragón olfateaba en Góngora.
Nada de esto sería posible sin una gran libertad creativa lactada desde lo lúdico. Vale decir que Bossini abre el juego. Y lo hace con un lenguaje que serpentea a sus anchas ceñido a la mínima instancia lírica o volcado como generosa crónica del delirio. Magnetizado por búsqueda, el poeta -que escribe: "Un poco de saliva de yegua nos peina y la oscuridad nos viste con trajes blancos ante un espejo de tablas quebradas"- se abisma en extensos paisajes oníricos, constelaciones del sueño donde se agita un paisaje de imágenes encastradas."
No hay comentarios:
Publicar un comentario