ROSARIOS, ARGENTINA.-Tenía 39 años. Era un poeta amado y justamente venerado. También era periodista y filósofo. Padecía una afección que lo obligaba a movilizarse en silla de ruedas. Este lunes a la tarde tuvo un ACV y al rato falleció. Lo velaron en calle Córdoba al 2900.
El periodista, escritor y filósofo rosarino Fabricio Simeoni murió este lunes a los 39 años, producto de un accidente cerebrovascular (ACV) que padeció en el mismo día y que obligó a su internación de urgencia.
Era lo que se dice todo un poeta. Padecía una enfermedad degenerativa que lo obligaba a movilizarse en silla de ruedas. Aun así, Fabricio estaba en todos lados, siempre vital, siempre filoso. Era amado y venerado. Y se lo merecía.
En horas de la tarde ingresó a un sanatorio de la ciudad, donde al rato falleció, confirmaron a Rosario3.com allegados al artista.
“Estaba bien, el sábado había ido a ver un recital”, contó la citada fuente, en medio de la conmoción y la sorpresa por la noticia. Además, Simeoni se encontraba en plena preparación de una muestra interdisciplinaria que planeaba inaugurar esta semana. Acostumbraba a reflejas sus actividades en su sitio de internet y a través de Facebook.
“Se fue Fabricio Simeoni. No sé qué escribir. Tristeza infinita. Qué error la muerte. Qué imbécil es”, expresó a través de la red Twitter el periodista Luis Novaresio, en cuyo programa Diez puntos, que se emitía por Radio 2, Fabricio participaba con un micro de filosofía.
Simeoni fue varias veces reconocido por sus trabajos. En mayo de 2005 fue declarado "artista distinguido" por el Concejo Municipal de Rosario por su trayectoria poética, literaria y periodística. Y en diciembre del siguiente año recibió la distinción como "Artista de la Provincia de Santa Fe", reconocimiento otorgado por la Cámara de Diputados.
Había nacido en Rosario, el 3 de marzo de 1974. Sus familiares dispusieron que los restos sean velados en la sala de Córdoba al 2900, hasta la tarde del martes.
Su poema "Hombre", con el que introducía su web personal
"Estoy acostumbrado a acostumbrarme
con el insignificante sentido de las palabras
y no sé si el hombre le dio horas al tiempo
o el tiempo horas al hombre.
Estoy libre en mis prisiones,
calma siniestra por escapar
y no sé si los dioses crearon
el mundo para los hombres
o los hombres el mundo para los dioses.
Estoy viviendo mi muerte,
tácito pasillo que aborrece de oscuridad
y no sé si soy yo quien intenta escribir
o escribe quien intenta ser yo"
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